Todos nosotros hemos oído alguna vez que nuestro estado
psicológico influye en nuestro estado físico. Técnicamente, hablamos de la psiconeuroinmunología,
estudio de las interacciones entre los sistemas inmune, endocrino y nervioso (psique)
que no es nada reciente y se remonta a los 70s. Sin embargo, es como si no nos acabásemos
de creer que el sistema nervioso influye en nuestra fisiología, por muchos
estudios que lo avalen.
Si bien es cierto que alimentamos nuestro cuerpo con dosis de
vitaminas y minerales para poder nutrir al sistema inmune de aquello que
necesita para hacer bien sus funciones, podemos alimentar a nuestro cuerpo con
otra clase de “vitaminas psicológicas” como la aceptación, la gestión emocional,
la alternativa de pensamiento, en definitiva el control interno de las emociones y pensamientos fruto
de nuestras interacciones en el mundo.
Numerosos estudios definen que en estados
biopsicosociales como el distress o depresión disminuyen las
células T y NK, responsables de la defensa del organismo contra infecciones
virales e incluso el cáncer (Ader y Cohen,1991; Vollhardt 1991)
Este es un ejemplo entre muchos de como estados psicológicos alteran nuestros neurotransmisores y nuestra capacidad de respuesta física ante la enfermedad.
Las variables psicológicas inciden sobre el sistema inmune (como
muchas otras lo hacen) pero sobre ésta tenemos bastante poder de cambio y lo podemos utilizar para mejorar nuestro
estado de bienestar global. Porque somos un sistema global de
subsistemas que funcionan interaccionando
unos sobre los otros.
Lo que ocurre es que, no solemos ser concientes de que hay
variables que está en nuestra mano cambiar y conseguir que sean adaptativas, saludables.
Me viene a la cabeza un sintonizador de
emisoras de una radio, de nuestra radio de emociones y pensamientos que movemos y modulamos para poder escuchar la
melodía que nos lleva al bienestar global.
A veces escuchamos ruidos, a veces silencio, otras música estridente, a veces canciones repetitivas, a veces creencias férreas o religiosas, a veces hay humor, otras músicas que nos encantan y otras que no nos gustan nada....
Te has parado a pensar, ¿quién
maneja la emisora de tu radio? Lo que escuchas, ¿es música? Si es así, ¿qué
música escuchas? ¿es la que quieres escuchar? si no es así, gira la rueda, o el display ;-)